inmaculado,
frente a mí. De seria observación. De inmensas distancias entre
límites. Esta yerma llanura que me espera. La mirada a la izquierda.
Murmullos. Quién será el primero, dicen. La frialdad de unos, el calor
de otros. Quién será el primero, ruegan. Qué recia saeta nos llevará a
la blanca piel, qué inmensa gratitud a la mano que nos pose desde tan
altos vuelos. Ya se acerca. Lo ven. Un gemido recorre la paleta. En
aquel punto del desierto una nube solitaria ha dejado un trozo de azul
cielo.
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